Los jóvenes escritores menores de 30 años que están rompiendo los moldes
Cultura y Educación30/07/2024 La Vanguardia de EspañaDe izquierda a derecha, los escritores Pol Guasch, Elisa Levi, Nuria Bendicho y Chloe Gong. Nuevas caras en las librerías. Una nueva generación de talento, repleta de voces femeninas, aterriza con un sinfín de narrativas y tramas que pretenden, en su mayoría, aportar la visión que tienen los más jóvenes del mundo.
Ser escritor no es fácil. Y ser escritor joven, menos, asegura Elisa Levi (Madrid, 1994), una de las voces menores de 30 años más destacadas del panorama literario español. Su última novela, Yo no sé de otras cosas (Temas de Hoy, 2021), en la que Lea, de 19 años, le cuenta a un señor que ha perdido a su perro porque ayer se acabó el mundo, la consolidó como tal, aunque antes el público pudo leerla en Por qué lloran las ciudades (Temas de Hoy, 2019), donde relataba lo sola que se sentía Ada después de que Denis se suicidara. También es autora del poemario Perdida en un bol de cereales (Espasa, 2016) y la obra teatral Ramitas en el pelo, estrenada en Madrid en 2017.
Siento que me he tenido que ganar la confianza del mundo editorial y de escritoras y escritores consagrados. En parte eso tocaba en su momento, cuando era la nueva en el panorama, pero llega un punto que llevas ya un tiempo escribiendo y algunos te siguen considerando novata por el solo hecho de ser joven, aunque lleves más tiempo que ellos. Todavía hay gente que me ve como una cría que está jugando a juntar letras. Lo mismo me ha ocurrido en algunos clubs de lectura, en los que se presentaba gente que no me conocía y no ocultaba su cara de sorpresa al ver mi edad. Por suerte, no es algo que me quite el sueño, puede ser algo positivo, asegura la autora madrileña, aunque reconoce que preferiría no tener que dar tantas explicaciones por todo.
Levi acaba de regresar a España tras pasar un mes en un retiro para escritores de Estados Unidos, donde ha podido dedicarse a la que será su tercera novela que, desea, guste tanto al público y a la crítica como las anteriores. Por el momento, sigue combinando la escritura con la coordinación de un máster de gestión y edición editorial en la Universidad Internacional de Valencia (VIU) y, aunque disfruta mucho con su trabajo, sueña con que llegue el día en el que pueda dedicarse a sus historias a tiempo completo.
El de Levi es un pensamiento que también ronda por la cabeza de la escritora y poeta Júlia Peró (Barcelona, 1995), que este año se ha ganado el corazón de muchos lectores con Olor a hormiga (Reservoir Books), la historia de Olvido, una anciana a la que ya nada le parece más evidente que la vejez y a la que empieza a no encontrar sentido a cosas tan cotidianas como salir a la calle.
Aunque la escribí mucho después, la novela empezó a gestarse a mis diecisiete años, cuando me mudé al piso de mi abuela materna, pero no me salió escribirla hasta que me salieron las primeras canas. Me encontré con que no sabía cómo afrontar el proceso de demencia por el que estaba pasando. No nos educan para cuidar de la vejez, por eso muchos jóvenes no la respetan. En cambio, sí que intentan prepararte, con mayor o menor éxito, a ser madre, aunque tú no quieras serlo, reflexiona la autora, que demuestra que la juventud es capaz de tratar cualquier tema, por lejano que pueda quedarle, como es el caso. El miedo a hacerse mayor está más presente que nunca en esta generación de jóvenes que está creciendo con filtros y rutinas de belleza a edades demasiado tempranos, desarrollando así lo que se conoce como cosmeticorexia.
Muchas de estas preocupaciones las traslada no solo a sus narraciones sino también a la poesía, que, asegura, fue la que desde un inicio le adentró en el mundo de las letras. Es autora del poemario Anatomía de una bañera (Planeta, 2020) y del libro de conversaciones Este mensaje fue eliminado (Planeta, 2021), además de diseñadora gráfica y coordinadora del club de lectura Libros Crujientes. Un combo perfecto que hace que se defina a sí misma como artista multidisciplinar.
Andrea Abreu (Tenerife, 1995) es otro de los nombres que no hay que perder de vista. Aunque eso quedó claro cuando publicó la novela Panza de burro (Barrett, 2020), traducida a más de veinte idiomas y con la que reivindicó por todo lo alto la oralidad canaria y el alma insular. Una primera novela que se convirtió en superventas –más de 600.000 ejemplares vendidos y creciendo– y que a finales de 2023 dio salto al teatro de la mano de la compañía Delirium Teatro. Su editora (y descubridora), Sabina Urraca, define su trabajo como literatura millennial canaria.
Los primeros pinitos de la también periodista los dio en el 2017 con la publicación del poemario Mujer sin párpados (Versátiles), con el fanzine Primavera que sangra y con algunos textos literarios en antologías. Por su relato Los movimientos de las plantas obtuvo el accésit del XXXI premio Ana María Matute de narrativa de mujeres y dejó claro todo lo que podía aportar al mundo literario y cultural.
En catalán, la juventud hace años que es un valor más en la ecuación, pero por supuesto hace falta ir más allá de la edad. Es el caso de Pol Guasch (Tarragona, 1997), quien antes de sorprender a los lectores con su premio Anagrama de Novel·la, Napalm al cor, en el 2021 ya había recogido dos premios de poesía, el Francesc Garriga por Tanta gana (2018) y el López-Picó (2020) por La part del foc, que le sirvieron para emprender el vuelo recitando en lugares como Sudáfrica, Suiza o Alemania.
Tras una estancia en el King’s College de Londres, compagina la escritura literaria con otros trabajos: Al final todo está relacionado, estás en un momento de escritura que se articula de diferentes maneras, ya sea con unos poemas, un artículo en prensa, la tesis doctoral en la Universitat de Barcelona o una novela, además de otros proyectos como colaboraciones en radio o un libreto para una microópera en la que trabaja. Su primera novela ha sido llevada al teatro y ha sido traducida ya al castellano, francés, italiano y alemán, el 4 de julio se publica en Inglaterra y este mismo agosto en Estados Unidos. Mariana Enríquez definió su obra como una escritura tan misteriosa como bella, mientras que para Colm Toibín es innovadora y original y para Alejandro Zambra es, simplemente, inolvidable. Guasch también recibió en el 2022 el premio Talento a Bordo del Festival Eñe y el del festival 42 al autor revelación en catalán.
Aún no había publicado la primera novela que ya estaba acabando la segunda, Ofert a les mans, el paradís crema, publicada en catalán hace unos meses y que acaba de salir en castellano, con un universo complejo que le augura un futuro prometedor, estableciéndose también, de algún modo en portavoz de una generación que sufre ecoansiedad y se agarra a la amistad porque apenas queda nada en que creer: Para mí el libro funciona como el final de un paisaje, de un mundo, de una vida, pero también trata del momento en que uno se encuentra cara a cara con el incumplimiento de la promesa que se le hizo, explicaba hace unos meses a La Vanguardia.
Núria Bendicho (Barcelona, 1995) también publicó gracias al premio Anagrama de novela en catalán, pero en su caso sin haberlo ganado, por recomendación del jurado. Terres mortes se publicó en el 2021 y fue toda una revelación: para La Vanguardia fue la mejor novela del año y fue finalista de los premios Òmnium y Llibreter. Bendicho tiene claro que es una novela de juventud, algo que no podré escribir nunca más, porque cuando la escribí todavía no había calmado las emociones, pero está convencida de su trabajo, al que dedicó ocho años de su vida porque no quería arrepentirme a los cincuenta años.
Todavía no tiene a punto la siguiente, pero ya antes de publicarla tenía la idea de las siete novelas siguientes, que no ha variado, porque todavía tengo claros los referentes, a partir de la literatura modernista y decadentista, además de Rodoreda, Català o Faulkner, quiero explorar la belleza en la decrepitud. Las novelas tendrán vínculos entre ellas, asegura, y espera que cada una tenga un progreso técnico, porque cada vez me planteo escribir cosas más difíciles para mí.
La publicación del libro le cambió la perspectiva, porque la relación con la literatura mutó, pasó a ser un trabajo, hay una pérdida de este espíritu romántico que he reencontrar, motivo por el cual hace tiempo que abandonó las redes sociales e incluso el whatsapp. Pero no solo eso, porque hace un tiempo dejó la ciudad para instalarse con su pareja en una masía en el Bages, rodeada de naturaleza, donde no había agua corriente ni luz. Tiene huerto y animales, muy pocos vecinos, y a menudo no tiene ni internet. Por otra parte, aunque ha pasado los últimos nueve meses dedicados a la crianza de su hijo a Narcís, sigue trabajando en su proyecto. La literatura es una visión parcial de la realidad, y yo escribo lo que he leído y me ha emocionado, insiste.
También es consciente de que vive de los resultados de la novela, entre otros motivos porque publicarlo me ha traído buenos trabajos relacionados, que me hacían pensar, reflexionar e investigar, pero eran muy absorbentes y ahora los he dejado para poder escribir. La escritura me pide mucha tensión y dedicación, una novela es un trabajo de fondo y tengo que estar muy concentrada para que no haya ningún agujero ni ningún error. Cada novela tiene su proceso, yo trabajo mucho antes de ponerme a escribir, que es lo más fácil, pero al mismo tiempo tengo miedo de haber perdido el talento o que las frases no sean tan buenas como las anteriores, porque hay una gran exigencia propia. En cambio, no me da miedo que la obra no tenga éxito, porque estoy muy convencida de lo que tengo que hacer, dice, aunque sí añade que regularmente recibe cierta presión de lectores que le pregunten por su siguiente libro. No tiene prisa, lo importante para ella es hacerlo bien y que merezca la pena.
Terres mortes se ha traducido al castellano (Sajalín) y al inglés (3TimesRebel Press), el próximo noviembre saldrá en italiano (Voland Edizioni), antes de acabar el año en árabe (Éter) y el año que viene en ruso (Arkadia). Y eso que era solo la primera.
También fue precoz Xavier Mas Craviotto (Navàs 1996), que el mismo año que se convertía en el ganador más joven del premio Documenta (restringido a menores de 35 años) con La mort lenta (L’Altra, 2019) ganaba la primera convocatoria del premio de poesía Salvador Iborra con Renills de cavall negre (Viena, 2019). Un doble debut a dos géneros que no ha cesado, pues a los libros de poemas La gran nàusea (LaBreu, 2021) y La llum subterrània (Edicions 62, 2023, con que ganó el premio premio Ausiàs March) sumó la novela La pell del món, (L’Altra, 2023). Para él no supone un problema, pues no hay tanta diferencia entre poesía y novela, es como un continuum. A menudo me dicen que mis novelas son muy poéticas y mis poemas muy narrativos. Es cierto que la novela necesita más tiempo, pero cuando los poemas los ordenas en el libro el proceso ya es muy parecido.
Además de estos libros literarios, el año pasado publicó junto a Clara Soler y Gerard Viladomat Petem-ho! Manual de català per a boomers i millennials (Rosa dels Vents), un libro sobre el argot juvenil en catalán nacido de la web Com ho diria, que a su vez tuvo su origen en un trabajo universitario.
Y es que los estudios le han servido para lograr trabajo, aunque muy pocos escritores pueden vivir de lo que escriben, y la mayor dificultad que tenemos los jóvenes es la preocupación, y eso que como filólogo no me puedo quejar porque encadeno becas y correcciones, pero hay que sumar las serias dificultades para acceder a una vivienda. De hecho, tras cuatro años como lector en la Universidad de Bristol, Mas Craviotto está asentado en Barcelona. Su vida en Inglaterra le ha servido, incluso, para ver como los alumnos de otros países ven la literatura catalana equiparada a la europea, a los estudiantes les sorprendía mucho, aunque a menudo hay que hacer activismo, pero sobre todo tenemos que quitarnos de encima la mentalidad diglósica. Otros nombres interesantes a tener en cuenta en catalán, con un pie en la poesía, son Eduard Olesti (Barcelona, 1995), también director de escena, o Anna Gas (Barcelona, 1996), que en el 2020 ganó el premio Mercè Rodoreda de cuentos con El pèndol (Proa, 2021).
Sus últimos libros:
Yo no sé de otras cosas
Elisa Levi, Temas de Hoy, 2021
​
Olor a hormiga
Júlia Peró, Reservoir Books, 2024
Panza de burro
Andrea Abreu, Barrett, 2020
Ofert a les mans, el paradís crema
Pol Guasch, Anagrama, 2024
Terres mortes
Núria Bendicho, Anagrama, 2021
La pell del món
Xavier Mas Craviotto, L’Altra, 2023
Pálpito
Ernesto Delgado, Visor, 2024
Anhelos inmortales
Chloe Gong, Hidra, 2023
Mentiras que le cantamos al mar
Sarah Underwood, Fandom, 2023
As de picas
​Faridah Àbíké-Íyímídé, Cross Books, 2022
En el terreno internacional, no es tan fácil encontrar nombres de jóvenes autores menores de 30 cuyas obras hayan llegado a España. La escritora cubana Elaine Vilar (La Habana, 1989), que acaba de publicar la novela de terror caribeño El cielo de la selva (Lava) y que por unos pocos años podría incluirse en esta lista, tiene una explicación: Es complicado hacerse un hueco en la literatura a determinada edad y la dificultad crece si es en país ajeno. Por eso, la mayoría de autores que traspasan fronteras acostumbran a tener más de 30.
Siempre atenta a las nuevas voces latinoamericanas, Vilar recomienda no perder de vista a Ernesto Delgado (Placetas, Cuba, 1996), autor del poemario Pálpito (Visor Libros), con el que acaba de ganar el XXXVI premio Loewe a la creación joven. Delgado es miembro fundador del grupo literario cubano La estrella en germen, y sus poemas aparecen en varias revistas y antologías hispanoamericanas.
Pese a las dificultades propias de la edad y del mundo editorial para llegar a otros países, autoras como Chloe Gong (Shanghai, 1998) también han logrado abrirse paso en España tras conseguir que dos de sus obras lideraran el ranking literario del rotativo The New York Times. Se trata de la novela de dark romance ambientada en los años 20 Placeres violentos (2022); y Anhelos inmortales (2023), su primera novela de fantasía para adultos, inspirada en Antonio y Cleopatra, de Shakespeare.
Lo cierto es que la fantasía es uno de los géneros que más se traduce de autores extranjeros de menores de 30. Otra prueba más es Sarah Underwood (Devon, 1999), que propone en Mentiras que le cantamos al mar (Fandoom Books) una reinvención feminista de la Odisea. Siempre me ha encantado que la mitología griega esté tan profundamente arraigada en la narración oral. Los mitos están hechos para ser desmantelados y reconstruidos, y quería continuar esta tradición dándole voz a Melantho, una de las doce doncellas masacradas.
Por último, pero no menos importante, resulta interesante añadir al radar a la novelista, cuentista y columnista británica de origen nigeriano Faridah Àbíké-Íyímídé (Londres, 1999). Especialmente después de que su thriller para adultos jóvenes As de picas (2021), sobre dos estudiantes negros que enfrentan el racismo en una escuela de élite, recibiera el premio NAACP Image, otorgado por la Asociación Nacional Americana para el Avance de la Gente de Color, y apareciera en la lista del The New York Times de diez libros más vendidos durante varias semanas. Era solo una estudiante arruinada que escribía para hacerme algunos amigos ficticios, confesó en una entrevista a The Guardian. Con tan solo 21 años, consiguió un contrato de un millón de dólares para publicar esta primera novela en Estados Unidos, traducida ya a varios idiomas, entre ellos el español. Y el resto, ya es historia.
La Vanguardia de España
El caldo casero que fortalece la memoria, el aprendizaje y los huesos
Es unn gran aliado para el sistema nervioso, además de otros beneficios conocidos de su carga de colágeno como el favorecimiento de la elasticidad en la piel y el alivio intestinal.