Se acaban de cumplir 25 años de la incorporación de los medicamentos genéricos al mercado farmacéutico español. Hoy en cualquier farmacia encontramos el mismo principio activo presentado, en formatos muy similares, por más de un laboratorio y todavía surgen dudas: ¿Cuál es el mejor? ¿Puedo estar tranquilo si me llevo una marca diferente a la que siempre hemos tenido en casa?

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Empezamos eliminando barreras. No hay diferencia real entre medicamentos genéricos y de marca. Lo explicamos. Un laboratorio diseña un medicamento, registra la patente y tiene 20 años para venderlo en exclusiva con su marca. A partir de entonces, otras compañías pueden comercializar su versión genérica, más barata porque el trabajo de investigación y desarrollo ya está realizado. Son más económicos para los fabricantes y también para los consumidores, que pueden beneficiarse de un precio final más barato. Eso no quiere decir que los genéricos sean de menos calidad.

Los medicamentos genéricos representan un gran avance para la medicina moderna "porque nos permiten utilizar de forma más asequible muchos fármacos que han sido muy costosos" señala la científica de la CIQUS de la Universidad de Santiago de Compostela, Concepción González, "surgen al pasar 20 años de una patente de una empresa farmacéutica y contienen el mismo principio activo por lo que realizan la misma función". Además, antes de salir al mercado deben probar su bioequivalencia para asegurar la misma eficacia y seguridad, con el mismo principio activo y la misma dosis, en comprimido o jarabe, que el de marca. Siempre contarán con la autorización de las agencias española y europea del medicamento. 

El equivalente farmacéutico genérico nos asegura en todo caso el mismo principio activo que uno de marca tanto para dolencias leves como en los medicamentos de alta especialización. Son un aliado para nuestra salud y para nuestra economía, ya que ayudan a controlar los precios y favorece el acceso a tratamientos de calidad.