Para combatir la escasez de enfermeras debemos acabar con los estereotipos

Las enfermeras son la fuerza laboral más numerosa de los sistemas sanitarios en todo el mundo. Su trabajo es esencial para mejorar y promover nuestra salud.

Salud y Medicina 14/05/2023 Hildegart Gonzalez Luis
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Desde hace más de veinte años, la encuesta Gallup Honesty and Ethics, que mide la confianza que las profesiones inspiran en los ciudadanos, posiciona a las enfermeras en el primer puesto del ranking. Sin ellas, el sistema sanitario se tambalea, como se ha constatado en la pandemia que hemos sufrido.

A pesar de todo, según la Organización Mundial de la salud (OMS), faltan 5,9 millones de enfermeras, y esta carencia es un problema que preocupa a organismos y autoridades nacionales e internacionales.

Visiones estereotipadas y negativas


Diversos factores entrelazados contribuyen a que muchas enfermeras en activo se planteen abandonar la profesión y a que las nuevas generaciones no valoren la enfermería como un trabajo atractivo al que dedicarse.

El conocimiento distorsionado y estereotipado que tiene la sociedad sobre qué son y a qué se dedican las enfermeras es una de las causas. En parte, se explica por la anecdótica presencia de esta profesión en noticias sobre salud y por las imágenes erróneas que de ella difunden los medios de comunicación. Incluso cuando se informa sobre que “faltan miles”.

De hecho, una revisión sistemática que evaluó 60 investigaciones donde se analizaba la imagen que los medios de comunicación difundían de las enfermeras concluyó que en el 40 % de los casos era negativa. En el 20 %, los rasgos que las definían eran más nocivos que positivos.

Entre los estereotipos más recurrentes identificados por los investigadores se pueden citar: que se trata de una profesión exclusivamente femenina de “chicas sexis” o “santas angelicales”; que las enfermeras son ayudantes de los médicos; que trabajan en un oficio vocacional, sin el requerimiento de una formación universitaria; o que son heroínas dispuestas a arriesgar sus vidas por salvar los de los demás.

La evidencia científica muestra que esta mala imagen puede repercutir también en la autoestima profesional, en la insatisfacción laboral, en los recursos que gestionan y se les otorgan y en su presencia en las mesas de decisión política.

En primera línea de la pandemia


Con la finalidad de reconocer y posicionar en el imaginario público las señas identitarias que definen a esta profesión en el siglo XXI, la OMS declaró el 2020 como Año Internacional del Personal de Enfermería y de Partería.

Esta entidad, junto al International Council of Nursing (ICN), promovió la creación de un movimiento mundial de refuerzo al desarrollo y conocimiento de la disciplina en todos los continentes denominado Nursing Now. Actualmente se conoce como Nursing Now Challenge.

Según confirman los estudios, durante los dos años de pandemia se generó un incremento notorio de la presencia mediática de las enfermeras. Fue una oportunidad para mostrar a la ciudadanía lo que esta profesión aporta a la salud actual.

Así, parece razonable pensar que este aumento de visibilidad puede ser uno de los factores que ha provocado que en 2020 un 32 % más de alumnos de bachillerato españoles escogieran enfermería como su primera opción universitaria.

Cómo mejorar la imagen y la presencia mediática


Sin pretensión de ser exhaustivos, se enumeran algunas posibles acciones que se están acometiendo o que se podrían desarrollar para aumentar la visibilidad de las enfermeras y que esta sea coherente con su identidad.

1. Combatir activamente los esterotipos. La entidad The Truth about Nursing es un observatorio estadounidense que se dedica no sólo denunciar las imágenes erróneas difundidas en cualquier tipo de medio de comunicación de habla inglesa, sino que también genera un elenco de materiales útiles para sanitarios y comunicadores que quieran contribuir a mejorar la imagen de la enfermería.

En España, la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUDEN) puso en marcha una campaña, denominada #FakeNurse, que adquirió gran notoriedad. En ella se animaba a sanitarios y al conjunto de los ciudadanos a denunciar ese tipo de imágenes en una plataforma online.

La creación de un observatorio similar al existente en Estados Unidos, focalizado en medios en español, sería beneficiosa para paliar las consecuencias adversas derivadas de la difusión de imágenes erróneas en países hispanohablantes.

2. Crear campañas publicitarias que transmitan una identidad real de las enfermeras y/o denuncien ideas falsas sobre ellas. Los colegios, sindicatos y asociaciones de enfermería son las entidades que habitualmente lideran este tipo de acciones de sensibilización, que tienden a ser difundidas en los días mundiales de la enfermería o de la mujer trabajadora.

 

Ocho enfermeras protagonizan la campaña #enfermeras8M del Consejo General de Enfermería contra el machismo hacia la profesión.


3. Implantar cursos, asignaturas o seminarios en los que se forme a alumnos de enfermería y enfermeras en activo en la competencia comunicativa. Ellas, desde una narrativa propia, se pueden convertir en fuentes informativas y hacer pedagogía sobre lo que aporta su profesión con los diversos grupos de interés con los que interactúan y en los múltiples contextos en los que ejercen.

4. Instruir a los comunicadores y a los estudiantes de comunicación sobre el papel imprescindible que las enfermeras desempeñan en el sistema sanitario para combatir la ignorancia que tienen al respecto y llegar incluso a que las perciban como fuentes esenciales en asuntos de salud.

5. Respaldar la investigación en este campo para que, desde la evidencia, se aporten diagnósticos que permitan a las entidades implicadas en ello –colegios, asociaciones, sindicatos, facultades de enfermería…– planes estratégicos de comunicación que mejoren la imagen pública de esta profesión. La investigación también puede ayudar a evaluar la eficacia de las acciones que se lleven a cabo para lograr dicho objetivo.

Los recursos requeridos para activar estas iniciativas no deberían percibirse como un gasto, sino como una inversión, pues la evidencia confirma que disminuir la ignorancia y mejorar el conocimiento erróneo que hay sobre esta profesión son buenos arietes para combatir la escasez de enfermeras.

Desde la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra investigamos en este ámbito y estamos apoyando y activando algunas de las iniciativas mencionadas. #ComunicarTambiénEsCuidar.

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