Prestigio y referencia

El Poder de la repetición

ÁNALISIS Y OPINIÓN17/06/2023 Daniel Eskibel

Daniel Eskibel

¿Estoy repitiendo otra vez lo mismo? -dijo mi padre al ver la cara siempre expresiva de Lilián.

Ocurrió en algún momento de su último año de vida, cuando ya iba rumbo a los 90.
Era cierto, estaba repitiendo la misma frase como en un bucle. En pocos minutos había repetido una y otra vez lo mismo. Exactamente lo mismo.

Ya la enfermedad lo tenía acorralado, pero en ocasiones tenía esos relámpagos de lucidez en los que se daba cuenta de todo.

Además aquellas repeticiones no eran solamente una parte del catálogo general de los trastornos seniles.
Eran algo más.
Porque mi padre era vendedor. Fue vendedor durante toda su vida adulta. Y por lo tanto sabía del poder que tiene la repetición.
Y aquel saber que aplicaba en su trabajo también inundaba el resto de su vida cada vez que quería ser persuasivo.
Y vaya que quería ser persuasivo. Siempre. Todos los días. En todos los temas, por cierto.

Entonces, llegado al final de sus días, volvían aquellas repeticiones. Las del vendedor. Las del hombre que quería persuadir. Tal vez no las mismas, pero sus flecos. Los ecos de otro tiempo.

En fin, ya sabes cómo son estas cosas.
Lo que no sabes es por qué las traigo ahora mismo a mi memoria.
Es muy simple: porque quiero decirte algo sobre la repetición.

Repetir es aburrido, ya lo sé.
El político, por ejemplo, suele ir variando su discurso cuando va de pueblo en pueblo. O variando su argumentación cuando está de gira de medios de comunicación.
Trata de no repetirse.

Pero se equivoca.

Antes te dije que repetir tiene un enorme poder para las ventas.
Ahora te agrego que también para la política.

En los dos casos la explicación es la misma: para persuadir hay que repetir. Para capturar la atención. Para grabar el mensaje en la memoria. Para reavivar el recuerdo. Para invitar a la acción. Para todo eso hay que repetir.

En un tiempo donde cada persona recibe cinco mil impactos publicitarios cada día, si no te repites no existes.
O sea que en la repetición se juega la vida y la muerte de tu mensaje.

Con ésto no me refiero a que el mensaje sea absolutamente idéntico cada vez que lo repites.
Nones.
El mismo mensaje, eso sí. Eso debes repetir.
Pero lo puedes elaborar y reelaborar. Cambiar los ejemplos y los énfasis. Relatarlo de otro modo. Explicarlo de otra manera. Darle tonalidades y matices.
Siempre conservando el núcleo fundamental.

Aquí estoy yo, por ejemplo.
A los nuevos que se van sumando a esta lista de correo corresponde que les cuente acerca de mi libro más reciente.
Pero para quienes ya lo compraron, o que inclusive ya lo leyeron, este mensaje es repetido.
Sin embargo lo reelaboro para agregarles valor también a ellos.

Agregar valor aún repitiendo.
Aprovechar el valor de la repetición pero incluyendo matices para entretener.
De eso se trata, también, la comunicación política.

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