Cómo hacer que las personas te den su voto y su dinero con una sonrisa

Te votan con entusiasmo, con ganas, con agradecimiento. Te persiguen para darte su voto. Te lo quieren dar aunque lo rechaces y digas que no, que ya tienes suficiente, que no quieres más.

O tal vez lo otro.
Te entregan su dinero, te dan sus billetes, te compran tus servicios. Te buscan por cielo y tierra para pagarte, para que te lleves su dinero de una maldita vez, quieras o no quieras.

Y en ambos casos con una sonrisa.
Contentos, con alegría, con la inmensa satisfacción de que por fin te lleves su dinero.

¿Ciencia ficción?
¿Acaso estoy intoxicado con una dosis muy fuerte de Black Mirror?
No.
Piénsalo.
Mira que ocurre.

Hay marcas políticas cuyos votantes parecen perseguirlos para darles su voto.
Ahora mismo estoy pensando en aquel momento de Donald Trump en el que decía que podía dispararle a alguien en pleno Times Square e igual sus votantes seguirían confiando en él.
Hay otros más, claro. En todo el mundo.

No son muchos pero coinciden en una clave de su éxito: la comunicación.

También hay marcas comerciales en esa línea. Marcas cuyos clientes parecen perseguirlos para darles su dinero.
Pienso en Apple, por ejemplo. En las largas filas de personas esperando pacientemente el último iPhone (que tal vez se diferencie apenas sutilmente del anterior modelo). En Steve Jobs haciendo magia con las palabras al definir el iPod como mil canciones en la palma de tu mano.

Otra vez la comunicación en el corazón mismo del éxito.

Moraleja de hoy.
Si mejoras tu comunicación multiplicas tus logros.
Creces. Impactas. Llegas más lejos.

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