Fotografías del presidente después del terremoto

ÁNALISIS Y OPINIÓN 28/01/2023 Daniel Eskibel

Había sido una tragedia.
El terremoto había dejado tras de sí mucha destrucción de casas, edificios y calles. Peor: muertos y heridos y gente en pánico.

Los rescatistas se movían por todas partes entre los escombros. Policías, militares y bomberos trabajaban a tiempo completo buscando sobrevivientes. Y miles de voluntarios se sumaban con esfuerzo sobrehumano.

El presidente recorría las zonas de desastre, marcaba su presencia, mostraba que el gobierno estaba para ayudar, se solidarizaba y dirigía las operaciones.

Sus fotos en medio del desastre aparecían en la tapa de los periódicos.

Circulaban velozmente por redes sociales.
Y los telediarios abrían con esas mismas imágenes.

En ese contexto el partido de gobierno pide mi consejo.

Los operativos de rescate se estaban gestionando bien. El presidente era protagonista activo. Pero las encuestas diarias mostraban que la imagen del presidente no solo no mejoraba sino que por el contrario empeoraba.

Cada vez peor.

¿Qué estaba pasando?
Las fotografías tenían la clave.

Estudié las fotografías de las horas siguientes al terremoto.
Allí se veía lo esperable. Muerte. Destrucción. Desesperación. Gente trabajando al borde de la extenuación.
Y el presidente.

El presidente de traje y corbata. Peinado rigurosamente. Impecable. Elegante. Hierático. Inmóvil. Solemne. Rígido. Mirando. Congelado.

Su equipo de comunicaciones estaba matando su imagen.
Lamento decirlo pero es la verdad.
Lo estaban asesinando.

Mi consejo para ese equipo.

Despeinen al presidente. Quítenle la chaqueta y la corbata. Que se remangue. Que se ponga ropa más adecuada. Que se mueva. Que no mire a la cámara. Que haga algún trabajo manual o por lo menos que ostensiblemente dirija algo del trabajo que se hace. Que deje que sus emociones afloren en sus gestos y en su cara. Que recuerde que está en un lugar de desastre y no en un set televisivo.

Ese fue mi consejo.
Y en esencia vale para cualquier situación de crisis.

Nunca sabes cuándo vendrá la próxima crisis:

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