Prestigio y referencia

¿Cómo saben los astrónomos de qué está hecha una estrella si no podemos ir a tomar muestras?

CIENCIA Y TECNOLOGÍA 06/02/2024 Gerardo Ramos Larios
Estrellas
Estrellas

Los dependientes de tiendas de especias poseen un don increíble. Con solo observar un polvo pueden identificarlo y saber si es bicarbonato de sodio, polvo para hornear, benzoato sódico o cualquier otro ingrediente. En contraste, algunos simples mortales no podemos distinguir entre la sal y el azúcar, lo que conlleva consecuencias culinarias lamentables.

¿Cómo podemos determinar la composición de algo si no contamos con el don mencionado? La respuesta es simple: necesitamos experimentar. Podemos evaluar su textura, olerlo y, si nos atrevemos, incluso saborearlo. Además, podríamos incorporarlo en diversas recetas para verificar su impacto en el pan, en el punto de cocción de la carne o en su capacidad para crear explosiones gastronómicas.

El enfoque experimental descrito antes no difiere mucho de lo que se ha hecho durante milenios para estudiar las composiciones químicas. Se experimentó con todo tipo de materiales, no pocos peligrosos. Entre los pioneros, algunos sufrieron quemaduras, envenenamiento, intoxicación, asfixia e incluso muerte por radiación. Fue un conocimiento experimental duramente ganado.

Dependíamos de la experimentación directa para determinar la composición de las cosas. La posibilidad de estudiar las distantes estrellas parecía inalcanzable. En 1830, el filósofo Auguste Comte expresó su pesimismo al afirmar que nunca podríamos determinar la composición química de los astros.

Por suerte para todos, Comte se equivocaba.

Más allá del arcoiris


Como suele suceder en la ciencia, la ayuda llegó desde un área aparentemente no relacionada.

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