AQUÍ, AHORA... La PUD prueba suerte

ÁNALISIS Y OPINIÓN 21 de abril de 2024 Manuel Isidro Molina

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Conocida la decisión unánime de los factores que integran la Plataforma de Unidad Democrática (PUD) a favor de Edmundo González Urrutia como candidato único de dicha alianza opositora de centro-derecha, el país comienza a digerir tal cambio de perspectiva electoral presidencial.


El apartheid político-electoral aplicado pendencieramente por el Gobierno del PSUV y sus testaferros, no solo cerró el paso a opciones distintas a las dos fórmulas de los cómplices de la destrucción nacional, sino que generó mayores antipatías y animadversiones contra la candidatura reelecciónista de Nicolás Maduro, quien aspira en solitario atornillarse en Miraflores hasta 2031 o más allá, tras la huella histórica del dictador Juan Vicente Gómez. 


Más del 80% de venezolanas y venezolanos no queremos la continuidad de Maduro al frente de la Presidencia de la República: seis años más en Miraflores le permitirían completar 18 años, perspectiva que aterra a más de dos tercios de quienes se siguen considerando "chavistas", dentro y fuera del Gobierno y otros espacios férreamente controlados en los Poderes Públicos nacionales, regionales y municipales, mediante abuso de poder, corrupción y coacciones de todo tipo.


Todavía no he escuchado palabras significativas o definitorias del candidato Edmundo González Urrutia (EGU). Si no evoluciona rápidamente y se desmarca de los discursos y propósitos macartistas de la ultra derecha goda, aumentará la incertidumbre nacional hacia la elección presidencial del domingo 28 de julio próximo. 


El problema para EGU es no solo ideológico sino político y social: ¿cuales serán sus compromisos gruesos a favor del pueblo empobrecido y traicionado?, ¿cuáles, con la paz política y social que abra paso a la difícil superación de la tragedia histórica que nos agobia? Y claro: ¿qué hará frente a los carroñeros de la corrupción que se escudan en la PUD?, ¿y qué, con lo previsto en el artículo 271 de la Constitución? 


Un vasto sector político y social de izquierda, centroizquierda e independientes progresistas, brutalmente excluido por el apartheid político-electoral impuesto mediante asalto judicial de partidos políticos y obstrucción de nuestra candidatura presidencial independiente, está muy pendiente de la evolución política electoral. Tenemos palabra propia y compromisos firmes con nuestro pueblo y los trabajadores activos, jubilados y pensionados, así como con el desarrollo armónico de Venezuela como país soberano e independiente. Vamos con calma estratégica.


El país poco conoce a EGU. Ni la PUD ni María Corina Machado tienen la posibilidad de endosarle el 100% de seguidores y votantes. El escrutinio de electores y electoras continúa con desconfianza hacia todas las candidaturas presidenciales conocidas y "admitidas" por Maduro, el PSUV y sus testaferros. 


EGU arranca su inesperada campaña electoral como "candidato-tapa", sin personalidad propia ni recorrido suficiente en la política nacional, independientemente de su desempeño diplomático y otras actividades profesionales reconocidas.


La referida decisión de la PUD -importante, sin duda- sorprendió a Venezuela, seguramente tanto como al propio EGU, quien prestó su nombre-tapa el 25 de marzo pasado, sin imaginar la deriva actual. No se sabe quién lo postuló como "tapa" y bajo cuáles condiciones, porque ni Ramón Guillermo Aveledo -dirigente del partido MUD- ha dado pista válida para mejor análisis.


El mayor riesgo de EGU es pasar de candidato-tapa a candidato-títere u oficiante, sin fuerza ni vigor convocante. Y su peor recurso será el "márketing político" de moda, al cual llamo "mercadeo de la polítiquería". Del espejo intimo y los vericuetos secretos de la PUD, tendrá que salir rápidamente a los espacios públicos, el debate y el enjambre comunicacional que le esperan. "Ver para creer..." 


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